Artículo sobre la ubicación el Bonsai

Buscando información sobre la mejor ubicación para un bonsai, he dado con este artículo que me ha pareciod muy pero que muy interesante. Igual alguien lo ha puesto ya por el foro, pero si es que no, seguro que os vendrá bien leerlo =) Os lo pego directamente, así que igual hay algun salto de linea erroneo y algún otro fallo.

LOCALIZACION - UBICACIÓN DE LOS BONSAI



La posición en que se sitúan los bonsái representa de por sí uno de los elementos clave del cultivo, que como sabemos, se basa en cuatro elementos interrelacionados entre sí aunque diferentes, que son: los sustratos, el abonado, el riego y la exposición. Exposición significa el control de la intensidad lumínica ambiental al que está expuesta la copa del bonsái y la humedad relativa del aire. La exposición representa, junto con el riego, el elemento más difícil de controlar y más típicamente específico del campo bonsái. Los maestros japoneses consideran la exposición en el jardín una de las cosas más importantes para la salud y la longevidad de las obras bonsái, pero sin embargo poseen un conocimiento unido a su propia experiencia particular, difícil de generalizar y de teorizar. Una pequeña variación de pocos decímetros en altura o hacia la luz puede cambiar completamente el modo de cultivar o la exigencia hídrica que puede duplicarse o bajar hasta la mitad. Utilizando todas las posibles localizaciones del jardín se puede mantener separado este elemento del cultivo de los otros tres para poder jugar con ello en la elección del vigor correspondiente al tipo de cultivo elegido.


Pleno sol: el concepto del pleno sol es relativo al entorno de referencia, por ejemplo el pleno sol japonés corresponde a una sombra del 50% del sol mediterráneo mientras que es análogo al del clima del Norte de España. Dentro de las exposiciones a pleno sol, la humedad desempeña un papel de equilibrio fundamental, porque si se aumenta notablemente también permite un buen estado de salud para especies que deberían estar más sombreadas.

Normalmente los maestros japoneses sólo aconsejan tener siempre los bonsái a pleno sol, ya sean coníferas o frondosas, para mantener un nivel de vigor siempre muy alto y permitir la supervivencia de copas muy espesas. Naturalmente eso es posible si se habla de un territorio donde la luminosidad no es excesiva con respecto de la japonesa y hay un compromiso de mantener un nivel alto de riego. En el período primaveral, durante la germinación, la exposición tiene que ser en todo caso a pleno sol para todos los bonsái, mientras que durante el período veraniego en las posiciones más soleadas se puede utilizar una malla de sombreo para reconducir la luminosidad hasta el entorno original, salvo que se pueda utilizar un sistema de riego automático que permita general el nivel de humedad suficiente para compensar la excesiva insolación. Naturalmente, debemos recordar que los riegos bajo el sol para las plantas que tienen tejidos muy significativos, tienen la importancia de tonificar e hinchar los tejidos foliares aumentando los espesores de las paredes celulares y por consiguiente aumentan la resistencia de la hoja a la fuerte luminosidad. El pleno sol está también relacionado con la humedad del aire que a su vez es directamente proporcional a la altura del bonsái respecto del suelo.



Semisombra: el entorno en semisombra se entiende como aquella posición en la que hay, a grosso modo, el 50% de la luminosidad máxima de dicho entorno, cosa que se consigue mediante una malla de sombreo o bien por una posición natural debajo de coberturas verdes. Una posición que recibe el sol solo medio día, que comprende las horas más calientes (de las 11 a las 15 horas) tiene que considerarse en todo caso como de pleno sol porque durante esas horas la planta está sometida a la máxima luminosidad. En el entorno templado solo se ponen a semisombra las variedades de arce de hoja sutil, las azaleas y las frondosas más delicadas durante los períodos veraniegos, mientras que en los entornos mediterráneos y en los valles alpinos de alta insolación, en dichos períodos veraniegos, tienen que protegerse en general casi todas las frondosas, las piceas de Ezo y las plantas de flor y fruto que requieren un cultivo de equilibrio.


ALTURA RESPECTO AL SUELO



Posiciones: en el cultivo, la regulación de la exposición además de permitir el control de la luminosidad permite controlar la luminosidad relativa a la posición de la maceta a partir de la altura del suelo, naturalmente si se trata de jardines.

Las posiciones óptimas para la mayor parte de los cultivos están en la franja de entre los 70 y 80 centímetros de altura, dónde la relación entre luminosidad y humedad es ideal para un cultivo que persiga el mantenimiento de un alto vigor. Por encima de esta posición el pan de tierra es sometido a un entorno más seco porque se reduce la influencia de la humedad del terreno, y esto favorece la técnica del seco y mojado que permite elevar el vigor del bonsái. Cuanto más se eleve la planta, más aumenta la intensidad lumínica, sobre todo en la parte baja, y si la planta está aislada, no se producirá la competencia de conos de sombra que suelen producirse entre las macetas bonsái. También la distancia entre los bonsái influye en el cultivo, debiendo procurarse que la misma fuese lo suficientemente amplia entre las plantas importantes, justo para favorecer una uniforme distribución de la luminosidad.

Bajando por el contrario la planta, se facilita el control del vigor, buscando las condiciones aptas para los cultivos de equilibrio, llegando a situar el ejemplar hasta casi llegar al suelo. Siempre hemos de tener presente que se podrán situar arriba y aisladas solo las plantas en óptimo estado de salud, ya que los requerimientos que tiene el aumento de vigor solo es posible en sujetos saludables: Los bonsái situados entre los 120 y 140 centímetros desde el suelo son generalmente colosos monumentales, yamadori vigorosos.

Una posición elevada no es un sustitutivo del abono abundante o de un sustrato de granulometría mayor, ya que todos son elementos que deben aparecer unidos hasta conseguir el logro, con la experiencia de algunos años, de un pleno dominio del cultivo. Plantas de particular delicadeza, como las Camelias, algunos tipos de Ishitsuki y las especies delicadas pueden situarse encimas de bandejas con agua, siempre colocando la maceta a una distancia de al menos 10 centímetros del nivel del agua, para evitar podredumbres radicales.

El cultivo de Shoin debería ser realizado siempre sobre estantes normales como ocurre con los bonsái grandes, para favorecer su miniaturización excepcional, mientras que los Mame y las plantas de acento pequeñísimas pueden cultivarse sobre bandejas o estantes con grava, mantenida constantemente húmeda, permitiendo a veces que una raíz salga por debajo del agujero de drenaje de la maceta y absorba directamente el agua de la grava.



En terraza: La terraza a cielo abierto representa una alternativa válida al jardín,



siendo utilizadas también en Japón ya que, aunque tenga un nivel inferior de humedad con respecto al jardín en posiciones similares de los estantes a una altura de 80-100 centímetros del suelo, lo importante es recordar siempre que los bonsái deben colocarse siempre a cielo abierto, para permitir la presencia del rocío. Se tendrán que emplear y buscar localizaciones más bajas de lo normal, poniendo en la parte superior solo los ejemplares de excepcional vigor y dimensiones, porque la tierra se seca rápidamente. Naturalmente, en general, será deseable la presencia de una cierta cantidad de setos y plantas verdes para recrear en todo caso una cierta presencia de agua y evaporación.



La presencia de zonas de alta reverberación tiene que ser analizada, controlando la efectiva luminosidad y buscando los sombreados adecuados para hallar las relaciones correctas de la exposición de las plantas en el jardín.







En balcones: el balcón, específicamente hablando, es un entorno particularmente difícil para el cultivo del bonsái, esencialmente por la diferencia de luminosidad que hay entre el lado que se encuentra contra la pared de la casa y el exterior; y además, porque normalmente está ausente de rocío. La permanencia durante el período nocturno del rocío favorece particularmente a las coníferas, que por lo tanto, sobre balcones, no podrán nunca adquirir las coloraciones e hinchazones naturales que tienen en el jardín. La sustitución del rocío es realizada por algunos cultivadores mediante una nebulización foliar durante el período vespertino y nocturno, sin que, sin embargo, sea realmente sustitutiva del rocío aunque se haga con agua prácticamente destilada. Las frondosas, que renuevan su superficie foliar cada año, tienen una mayor tolerancia al balcón, siempre que se respeten sus exigencias de luz y de agua. Las especies mediterráneas y subtropicales son las más resistentes, con diferencia, a un cultivo en balcón. Por lo que respecta a los bonsái cultivados en un balcón, es fundamental, a diferencia de la terraza, el examinar su orientación: un balcón hacia el este u oeste representa la mejor solución; los balcones al norte quedan bien para plantas que sean realmente de sombra, mientras que los balcones orientados al sur, el cultivo es realmente difícil de mantener y son necesarias mallas de sombreo en los meses más soleados. El balcón está, además, sujeto a una problemática unida a la temperatura, ya que esta puede subir por encima de los niveles de tolerancia máxima de las proteínas vegetales, causando daños notables que son los que se producen en una situación de deterioro por aridez.



El cultivo de los bonsái sobre los balcones tiene que tener también presente que es necesario girar la planta casi cada 15 días respecto de la fuente de luminosidad, para mantener un desarrollo uniforme de la hojarasca, cosa que también hay que hacer en los jardines cuando los ejemplares tienen una gran densidad. Una recomendación para los bonsái cultivados en balcones es añadir dentro de la tabla de cultivo (en cada intervención), un buen surtido de sustancias anti estrés como son las vitaminas del grupo B12 y los productos de nueva generación japoneses.



En jardín: las posiciones en el jardín pueden reflejar plenamente las técnicas de cultivo a diferentes alturas del suelo de las macetas colgantes.



Pero la complejidad de los entornos de un jardín bonsái tiene que ser estudiada y construida justo para casi tener la infinita gama de localizaciones necesarias para acoger cada tipo de cultivo. Del resto, ya por experiencia empírica, son conocidas las capacidades de los bonsáistas para localizar las zonas particularmente favorables del jardín en las que las plantas crecen significativamente bien. Esto se debe al equilibrio entre la humedad y la luminosidad que se ha encontrado por casualidad en relación con las exigencias de dicha planta. De esta experiencia que está al filo del análisis científico, tienen también que estudiarse sobre todo las características de un determinado jardín si no tiene las características ideales de insolación.





En la mejor tradición japonesa, el jardín bonsái debe situarse a los márgenes de un área forestal de donde llega el aire cargado de humedad, llevado por los vientos. Los jardines que están en territorios muy secos y ventosos tienen que prepararse, construyendo áreas resguardadas de los vientos fuertes y de la excesiva aridez.



También en Japón existen muchos entornos sometidos a fuertes vientos; del océano, en efecto, llegan huracanes: no es raro observar jardines con los bonsái atados a los estantes con cuerdas negras.



En los períodos invernales, la nieve de por sí no constituye un grave riesgo para las coníferas, que son particularmente elásticas; mientras que en las frondosas es muy importante una supervisión para eliminar los excesos de nieve que amenacen con partir ramas; las nieve es, en todo caso, un elemento natural muy importante, capaz de limpiar los tejidos foliar y corticales e hidratar la planta.



En los períodos veraniegos, los riesgos de granizo solo pueden ser problemáticos en las zonas donde pueda alcanzar dimensiones notables; en efecto, el bonsái es también particularmente resistente a este fenómeno atmosférico, salvo algunas especies particularmente sensibles como son el manzano y los frutales en general.



.En interior: Cultivar bonsái en el interior representa un desafío de notable dificultad porque necesita un cultivo en un entorno con una luminosidad inferior (también de 10 veces) a las exigencias normales de los árboles: No debemos olvidar, en efecto, que los bonsái se hacen predominantemente con árboles y arbustos que viven a pleno sol, mientras que las especies de interior son generalmente plantas de los sotobosques tropicales. A la falta de luminosidad, hay que añadir la falta de humedad, la falta de corrientes de aire que impiden el correcto secado de la tierra y, se tiene que añadir, la ausencia de períodos de frío por debajo de los 7º C, necesarios para el descanso de las especies de clima templado. Los bonsái por lo tanto, ya sean japoneses o europeos solo se pueden tener dentro de casa por algunos días (máximo 3-4) antes de que se produzcan daños graves. Los únicos bonsái que se pueden tener siempre dentro de casa son los realizados con especies ecuatoriales y tropicales como son las grandes producciones del sur de China, teniendo presente, sin embargo, que solo las especies realmente ecuatoriales como los Ficus pueden vegetar continuamente. Las especies tropicales tienen en su ciclo breves períodos de descanso de uno o dos meses (estación más fresca) dentro de los cuales se produce el cambio de hojas. Este último fenómeno es evidente en las especies de la China meridional, como Olmos y Sageretias que sobre la Navidad tienen una caída de la hoja. En las especies cultivadas en el interior es muy importante el solucionar el problema inevitable de la luminosidad, mediante su ubicación a no más de un metro de una ventana sin cortinas (por utilizar una solución natural) o bien recurrir a lámparas de luz blanca o de neón, o mejor aún recurrir a aquellas lámparas que reproducen el espectro luminoso correspondiente a la luz del sol (fabricadas a propósito de los cultivos vegetales). Sinceramente, analizando el conjunto de los elementos necesarios para un cultivo decente, es prácticamente imposible mantener el ejemplar durante muchos años en el interior, por lo que es aconsejable el cambiarlo hacia un lugar más idóneo para el cultivo bonsái.



HUMEDAD







En el ámbito de la exposición existe una relación proporcional entre intensidad luminosa y humedad relativa del aire, con una especie de recíproca compensación.



La necesidad de cultivos equilibrados, en los bonsái de pequeñas dimensiones y en especies delicadas, siempre requiere una presencia elevada de humedad si son expuestas a pleno sol, como es deseable, mientras que si la humedad es muy baja (menos que el 40% de humedad relativa) el control de la posición de lleno sol tiene que ser ajustado hasta conseguir un resultado de compensación reduciendo el número de horas de sol o utilizando mallas u otros elementos de sombreo: Este procedimiento es sobre todo extremadamente importante para quién no posea un jardín en un clima favorable, tiene que descubrirse mediante el control de la coloración de las hojas que deben tener el verde característico de la especie. Si el color es demasiado claro o hasta hacen su aparición fases de clorosis internervales o amarilleos de fustes y hojas, significa que el bonsái está expuesto en una posición demasiado soleada, lo cual puede compensarse con el aumento de la humedad que producen los riegos o por el clima local. Muchas veces apreciamos el cultivo de colecciones enteras en entornos excesivamente soleados, con un riego continuo normalmente dos veces al día que sirven como compensación. ¡Por ejemplo!, muchos maestros de Shoin extremadamente miniaturizados, en Japón, cultivan sus obras maestras con un nivel de mochikomi tan extremo que consigue hojas de arce palmado de 2 centímetros y agujas de pino negro, también de dos centímetros, manteniendo las plantas a pleno sol y regando 2-4 veces al día. Otro ejemplo histórico son los viejos bonsái del gran maestro Murata, situados en un jardín extremadamente húmedo, donde la búsqueda de un equilibro excepcional se alcanzó eliminando la exigencia del trasplante, cosa que no se realizaba más que en contadas ocasiones. En la casa de Masahiko Kimura, por ejemplo, el entorno es extremadamente seco y esto favorece el control de la humedad del pan de tierra de bonsáis enormes, facilitándose con ello el secado necesario para los cultivos de alto vigor.





RELATIVAS A LOS OTROS ELEMENTOS DEL CULTIVO:

SUSTRATO RIEGO ABONO



La relación entre exposición y tierra es relativa predominantemente a la granulometría que claramente lleva a secados más rápidos a medida que aumenta el diámetro del grano. La luminosidad que penetra en la capa superficial de sustrato está sobre todo presente en el reflejo de la luz lunar, que parece que tiene influencia en las funciones de brotación y germinación de las semillas. Siguiendo ese principio, la penetración de la luz solar en el sustrato no molesta al desarrollo radical, salvo en el caso de que las paredes de la maceta o del acodo sean transparentes. En la práctica, por lo tanto, hay que relacionar la exposición con la granulometría del suelo y su capacidad para retener agua, por ejemplo, los ejemplares cultivados en sustratos con turbas, pómez y lava tendrán que colocarse de modo que puedan secarse completamente entre riego y riego (en una exposición más soleada. Se debe tener presente que en macetas de un elevado desarrollo radicular o con un terreno muy compacto, la hidratación durante el riego será particularmente lenta y por lo tanto regando a mano se tendrá que repasar más veces, para evitar deterioros debidos a que el centro del pan de tierra permanezca seco. Con respecto a los abonos orgánicos, es fundamental tener presente la necesidad de una exposición muy alta o muy soleada en el caso de abonos fuertes, para evitar los riesgos de fermentación y formación de amoniaco, que quemaría las raíces.

También los abonos peletados japoneses deben tener en cuenta la exposición al necesitar una cantidad suficiente de humedad para su correcta fermentación.

Las relaciones con el riego son las que están más directamente unidas a la exposición, hasta el punto de que se deben considerar proporcionales el uno con la otra. Así, cuanto mayor sea el riego, más alta tiene que ser la exposición y viceversa.





EL VIENTO

En el cultivo, por facilitar su comprensión, estudiamos separadamente los cuatro elementos principales: sustrato, abono, riego y exposición. La exposición, sin embargo, por su complejidad, se estudia en su doble vertiente de intensidad lumínica y humedad del aire: pero la relación de este bi-componente debería hacerse también en base al viento, que en cierta medida aumenta la exposición, disminuyendo la humedad del aire y estimulando a la planta a una mayor evapo-transpiración.

Esta característica está ligada principalmente al lugar en que se ubica el jardín bonsái, siendo necesaria la construcción de zonas resguardadas del viento para las plantas de hojas más delicadas. El viento tiene efectos diferentes según las estaciones, siendo particularmente dañino en primavera y sobre todo en invierno; en los meses más fríos, el viento unido a la aridez resulta sumamente perjudicial para las ramificaciones finas y para las especies más sensibles al hielo, en cuyo caso es necesario recurrir al resguardo de los bonsái.

Muy buen artículo!!!! Gracias por tu aportación.

muy bueno, e interesante... gracias.